Comenzamos un nuevo curso. Todos hemos cambiado un poco en este tiempo de vacaciones. Con nuevas energías nos enfrentamos a un nuevo curso y a la responsabilidad que la vida nos pide a cada uno de nosotros.
En este
curso se nos pide que seamos “testigos de la misericordia divina”. El
Papa Francisco nos indica que “la misericordia de Dios es
nuestra liberación y nuestra felicidad. Vivimos de la misericordia y no podemos
permitirnos estar sin misericordia: es el aire para respirar”.
Queremos,
para que ello tenga sentido, que contemos todos con Dios en nuestra vida. A
Dios le conocemos mejor a través de Jesús. Queremos que Jesús sea nuestro compañero
de claustro, y que podamos acudir a Él en cualquier momento... porque también
habrá momentos difíciles a lo largo del curso.